Terapia reconstructiva, que utiliza longitudes de ondas diversas y especificas en baja intensidad.
Llamada también energía lumínica o terapia de Luz visible, es el último descubrimiento de la ciencia para tratar problemas de la piel.
Esta técnica fue creada por la NASA en principio para hacer crecer plantas en el espacio, para acelerar el proceso biológico de la Fotosíntesis y fue durante este estudio que se descubrieron los efectos en los tejidos humanos.
Tiempo después se comenzó a aplicar en las personas y se descubrió lo sensible que es la piel ante los efectos de esta maravillosa terapia reconstructiva.
En la actualidad es usada para sanar las heridas de los astronautas en el espacio.
PROPIEDADES DE LA LUZ SEGÚN SU COLOR
Luz roja LED (640 nm): Incrementa la producción de colágeno, proteína esencial en la reparación cutánea. Es la luz idónea para rejuvenecimiento cutáneo, restaurando la matriz dérmica al incrementar la activación de fibroblasto.
Luz amarilla LED (583 nm): Reduce el enrojecimiento cutáneo, su hiperreactividad y por tanto la cuperosis. Con este tipo de luz se mejora la textura, resistencia, suavidad y calidad de la piel.
Luz verde LED (532 nm): Controla la hiperpigmentación cutánea al actuar sobre los melanocitos e inhibir la producción excesiva de melanina. Ayuda a aclarar manchas igualando el tono de la piel y a su vez proporciona rejuvenecimiento especialmente a la piel madura.
Luz azul LED (423 nm): la luz azul está indicada en el acné inflamatorio leve-moderado. También puede utilizarse en la rosácea por su efecto anti-inflamatorio. La longitud de onda de la luz azul tiene la capacidad de penetrar en la piel y producir radicales de oxigeno capaces de destruir la bacteria causante del acné: propionibacterium acnés. Esta terapia es perfecta como coadyuvante y potenciadora de los tratamientos tópicos antiacne.
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